- Quemaduras de primer grado. Afectan solo a la capa superficial de la piel.
- Quemaduras de segundo grado. Son las más dolorosas. Afectan tanto a la capa externa como a las subyacentes de la piel, pero sin llegar a las terminaciones nerviosas.
- Quemaduras de tercer grado. Afectan a la piel en toda su profundidad. Son indoloras debido a que se ven afectadas las terminaciones nerviosas.
En el caso de las quemaduras graves, se suele requerir el tratamiento con injertos de piel. Para ello, se tomará piel de zonas del cuerpo no quemadas del paciente, denominadas sitios donantes, y se injertarán en la herida. Esta piel se adherirá al tejido subyacente, cerrando así la lesión.
Antes de colocar el injerto se debe desbridar la herida, esto es, la eliminación de toda la piel quemada que haya. Esto reduce el riesgo de infección y también el tiempo de hospitalización.
En el caso de que la vida del paciente corra peligro debido a la gravedad de las quemaduras, se pospondrá el injerto.
Lo más recomendado es que el injerto proceda del propio paciente, lo que se denomina autoinjerto, minimizando así cualquier rechazo o efecto secundario. Las zonas donantes de las cuales se quitará el injerto serán, a ser posible, la zona glútea o la parte interna del muslo, aunque también dependerá de la cantidad de piel necesaria según el calibre de la herida.
El procedimiento de obtención del injerto y su colocación se realizará en quirófano con anestesia general, por lo que el paciente no sentirá dolor alguno. Para ello se empleará un dermátomo eléctrico, el cual corta una capa de piel uniforme y con una profundidad determinada.
Existen dos tipos de injertos:
- Los injertos de espesor parcial, que contienen la epidermis y parte de la dermis.
- Y los injertos de espesor total, que engloban epidermis y dermis.
En el caso de los injertos de espesor total, la zona donante tiene que ser cerrada quirurgicamente debido a que la sección de piel es mayor y más profunda.
En caso de que el paciente no tenga suficiente piel sana, ¿qué se puede hacer?
Para este tipo de casos existen los denominados bancos de piel, los injertos vivos y los sintéticos.
Los bancos de piel son similares a los de sangre: la piel se obtiene de aquellos donantes de órganos y tejidos después de su muerte. A estos injertos se les denomina aloinjertos, y se conservarán congelados.
La piel procedente de los bancos de piel se emplea de forma temporal para prevenir de infecciones al paciente, reducir el dolor, la pérdida de fluídos y permitir que los tejidos subyacentes sanen.
Gracias a la biotecnología, actualmente puede obtenerse piel a partir de células epiteliales del paciente quemado para cultivar piel en el laboratorio. Debido a que se crea con células del propio paciente, no existe el rechazo y forman una capa de piel nueva. Este método es muy eficaz en aquellos pacientes con quemaduras masivas, produciendo mejores resultados. El único inconveniente es que, en este tipo de injertos, la hospitalización es mayor debido a que requieren unos cuidados exhaustivos.
Condiciones para que tenga éxito el injerto
Entre los factores condicionantes encontramos, entre los más importantes:
- La habilidad del cirujano
- Y la calidad del tejido donado, tanto para la obtención de nutrientes como para su posterior crecimiento vascular.
- Proceso de absorción. Dura entre 24-48 horas. Se inicia con la formación de placas de fibrina en el momento de la colocación del injerto sobre la lesión. Los capilares del tejido subyacente se comienzan a adherir al injerto aportándole nutrientres.
- Fusión vascular. Las terminaciones vasculares del tejido receptor y el injerto comienzan a unirse.
- Finalmente, el injerto es revascularizado a través de los vasos contactados entre ambos tejidos.
Para más información: visite la página web de la Fundación Belén para grandes quemados y la "guía básica para el tratamiento del paciente quemado" que aparecen en los links del apartado de la derecha.
No hay comentarios:
Publicar un comentario